viernes, 11 de julio de 2014

Buenas noches, orgullo.


Hace nada pensaba que "todo esto" tendría futuro, un buen futuro, que nos lo merecíamos tú y yo. Pero hace menos aún pienso que esto se apaga, todo lo que llegamos a arder juntos va enfriándose hasta que no queda nada. No sé por qué, pero nos veo en las últimas, se me pone el corazón en un puño con el simple hecho de pensar en que no voy a volver a tenerte a mi lado, haciéndome sentir como tú sólo podías. Única y exclusivamente. 4 meses dan para mucho, o poco, según lo miremos. He aprendido bastante, he sentido y he hecho sentir, de eso estoy segura. Acabe o no todo aquí, he de decir que no me arrepiento de nada de lo que hice contigo, ni por un segundo se me pasa por la cabeza borrar estos últimos 4 meses de mi mente. Como todas las historias, tiene partes buenas y malas, e incluso diría que más buenas que malas. Hambre y sed de todo, de ti, de venganza, de celos, de orgullo. Sé que sólo soy una simple niña, no sé si esa es la imagen que tienes de mi, pero soy una malpensada con todo y siempre necesitaré explicaciones, en cambio, ni se te ocurra pedírmelas. Últimamente me encuentro en un estado de cabreo constante, será eso de acostumbrarse a cosas que un día dejarían de darnos, quién sabe... El caso es que no sé que me conviene, no tengo ganas de escribir ni de escribirte, ni de verte, ahora mismo no quiero saber nada de ti, pero a la ez lo necesito, como te necesito. Pero sé vivir sola, eso no lo dudes, no seré la típica que vaya arrastrándose detrás de el espabilado que la haya hecho rozar el cielo, lo siento, pero no voy detrás de nadie, el orgullo me puede a veces, sí. Pero una vez me dicen adiós, me lo tomo como definitivo. Si digo adiós es adiós. Si quieres a otra es adiós. Si no me valoras es adiós. Si me estorbas tampoco va a haber otra opción. Buenas noches, orgullo.

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